Lo más atractivo del Mito de Frankenstein está en su proceso.
En el momento justo cuando a Víctor Frankenstein le sobreviene la idea de crear vida.
Sus paulatinos estudios, investigaciones y experimentos, generaron resultados exponenciales hasta lograr el objetivo…
Germinar vitalidad en una criatura prefabricada.
El ente sin nombre engendrado por el doctor Frankenstein (el modo de hacerlo no se relata en la novela de Mary Shelley): es un ser viviente, pensante, elocuente, culto y versado; sobre todo, a raíz de sus peripecias.
Con las mismas emociones y sentimientos que cualquier persona, no merecía ser llamado monstruo en principio; aunque terminó convertido en uno, a causa de la crueldad humana.
La mítica Hammer Film Productions (Productora cinematográfica de culto) transformó al doctor en barón; en las historias narradas mediante los filmes de la susodicha, el rol de Víctor Frankenstein corresponde a un sociópata macabro y perverso, obsesionado con sus experimentos relativos a la gestación de monstruos.
El referido personaje ha sido interpretado magistralmente en esta serie de películas por el carismático actor Peter Cushing; su primera creación abominable fue representada por su antagonista recurrente, el genial Christopher Lee.
A posteriori de la Hammer: la película más fiel al legado de la novela (el principio al menos) es la adaptación de Kenneth Branagh en 1994; sin embargo, la parte final es muy grotesca, el director enloquece bizarramente, sobre todo en la escena del baile con la novia-cadáver.
Asimismo, hago mención a las cintas de Universal Pictures, donde la figura de la criatura de Frankenstein es la más icónica por antonomasia; con su característica cabeza cuadrada, más los tornillos sobresaliendo del cuello.
La actuación de Boris Karloff en los antedichos filmes, muestra al apedazado como un monstruo tosco y bruto, aun así noblote de corazón tierno y sensible.
¿Cuál es tu versión favorita de Frankenstein o del moderno Prometeo?
¿Prefieres el libro a las películas, o eliges las novelas gráficas?
¿Te decantas por la imagen monstruosa y demoníaca, o disfrutas más saboreando su carácter cultivado-refinado?
Hago mías las palabras del Víctor Frankenstein cinematográfico, con el fin de energizar este post:
¡ESTÁ VIVO!
Te leo y respondo debajo, en la zona de cementerios o comentarios, con permiso de los ladrones de tumbas.