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Magia en Toletum

Toledo o Toletum: Una curiosa ciudad llena de misterio, magia y contraste.

Cuentan las leyendas que los gatos que pululan por sus calles podrían ser brujas transformadas en mininos, bien por libre albedrío o quizá a merced de antiguos hechizos.

Toledo posee infinidad de rutas con ánimo de ser exploradas.

Atesora para descubrir: barrios subterráneos y siniestros, diversos monumentos, un sinfín de alhajas y variadas obras de arte.

Es una ciudad diseñada para perderse uno en ella, callejeando y degustando sus viandas.

La magia reside en Toletum.

Existen multitud de leyendas sobre sus habitantes pasados: árabes, judíos y cristianos; así como múltiples historias de brujería, sucesos sobrenaturales y crímenes macabros.

La urbe está rodeada de imponentes monumentos amurallados y por el río Tajo.

Es todo un reto hallar entre sus calles: el recóndito barrio judío, además del susodicho y arcano Toledo subterráneo.

Uno de sus productos estrella más populares es: el denominado acero toledano.

El acero de las espadas toledanas es muy flexible y asimismo tremendamente resistente.

En el medievo y épocas posteriores, todo caballero y guerrero que se preciara de serlo, debía ser poseedor de una tizona o acero forjado en Toledo.

Esta región siempre ha sido considerada la capital de las artes mágicas.

Los archiconocidos templarios también sacaron tajada de los secretos ocultos en la zona, ergo hay bastantes evidencias de sus pretéritos lances toledanos.

La mal llamada Santa Inquisición, también dejó en Toledo huella de sus fechorías; cebándose en practicar la tortura con los acusados de brujería, actuando así en nombre de su credo.

A raíz de lo susodicho, es muy fácil hallar en la ciudad numerosas mazmorras y un sinfín de instrumentos de tortura.

¿Has paseado por las calles de Toledo?

¿Conoces algunos de sus misterios y leyendas?

Si deseas compartir tus conocimientos toledanos, te leo con sumo interés en los comentarios.

Por Satur Menchero

Conforme a mi naturaleza de Creepy Writer: germino storytelling directamente desde el sepulcro.

Mi especialización radica en el género narrativo con el que me siento más cómodo, o donde me brotan más ideas creativas.

Me defino a mí mismo como un narrador espeluznante, apasionado por la épica y el misterio; asimismo, con afán de obtener conocimientos arcanos.

Existen diversos nichos y segmentos de mercado, donde profesar mi estilo de storytelling.

Enumero algunos:

Películas, cómics & literatura del género de terror.

Promoción de estrenos cinematográficos & literarios en la susodicha categoría.

Eventos terroríficos en la temporada de Halloween.

Las populares scape-rooms con temática zombi o de misterio.

Comestibles, figuras & juguetes con formas de monstruos.

Viajes organizados y rutas variadas por lugares tenebrosos.

Disciplinas psicológicas (terapias & tratamientos) para afrontar miedos & fobias.

Solo quiero contar historias para ponerte los pelos de punta.

Mi deseo de erizarte los cabellos no es para asustarte.

Quiero provocarte todo tipo de emociones; que disfrutes y sientas placer al leerme.

Es lo que vas a encontrar si me lees:

Fantasía, motivación y bizarradas.

Elegir desarrollar mi método de creepy-storytelling: es relativo al arquetipo del producto o designio que se pone a la venta, así como al cliente ideal para ello.

Es una especialidad aparentemente insólita, pero más popular de lo que uno cree.

Es un género que se hace viral entre tinieblas.

Aunque existen niveles.

Los más radicales no son dignos de ser divulgados.

No recomiendo prestar atención a las historias que se deslizan sinuosas en la oscuridad.

Eres tú quien decide, si deseas adentrarte profundamente en las leyendas más siniestras.

Por todo lo aquí referido, me defino a mí mismo como:

Creepy Writer & Bizarre Storyteller.

Redactor intuitivo de contenido creativo.

Escritor antihéroe & bizarro.

Un narrador antihéroe no es un escritor tradicional.

Ambos perfiles comparten la misma naturaleza pero difieren en los métodos que profesan.

El storyteller antiheroico no cumple a rajatabla con las normas más rígidas de la redacción óptima, sino que las adapta a su discreción.

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