En estos tiempos inciertos, entre crisis sanitarias y económicas…
A uno le entran ganas de sumergirse en los profundos abismos, para hallar ciudades hundidas y olvidadas.
Con la intención de invocar a dioses antiguos y a seres primigenios como Cthulhu; para que devoren a los maliciosos y a los corruptos.
Cthulhu es un dios muy antiguo, transmutado en leviatán abisal y que se halla en estado durmiente, en algún lugar de las profundidades del océano Pacífico.
En las primitivas ruinas de una olvidada ciudad sumergida, supuestamente llamada R’lyeh.
Las escrituras de Ponapé (Una isla de la zona llamada Pohnpei, a 9500 km de las ruinas) contienen una descripción de este demonio mitológico.
El nombre de Cthulhu es impronunciable para la expresión vocal humana; vanos intentos son Chuchuluku o Ctulu.
Lovecraft recomienda no alterar el sueño del citado engendro cósmico, no hay que intentar despertarlo ni destruirlo; porque con un simple pestañeo podría hacer desaparecer a toda la humanidad.
Lo que el miedo nos hace imaginar, provoca que la mente engendre un horror mayor que la realidad; el verdadero terror brota cuando aparece un monstruo que supera a nuestra imaginación y que no podemos asimilar, de ahí surge la verdadera locura.
«Vivimos en un apacible islote de ignorancia, en medio de tenebrosos mares de infinitud, pero no fuimos concebidos para viajar lejos; algún día descubriremos la pavorosa situación que ocupamos, en las terroríficas panorámicas de la realidad.» La llamada de Cthulhu.-
Cthulhu ni siquiera es el más poderoso y terrorífico ente concebido por la bizarra mente de Howard Phillips Lovecraft; aun así la realidad puede ser infinitamente más aterradora (te sugiero leer este post hasta el final).
Me gustaría conocer tu opinión acerca de este leviatán cósmico, o de cualquier otro de tu agrado, o causante de tu terror; te leo abajo en los comentarios.
Lo que se ve con naturalidad a la luz del día, comienza a ser confuso en el ocaso; para volverse borroso en la noche e invisible en la oscuridad.
En el transcurrir de esas fases es posible vislumbrar figuras que se aproximan; la razón se nubla, llegan sueños… y monstruos.
El sueño de la razón engendra monstruos; quizá cuando el cuerpo duerme y la mente descansa, se abran puertas que estaban cerradas durante la vigilia, y sean atraídos a nuestro interior seres sobrenaturales de toda índole, con diversas intenciones, para seducirnos con algún fin.
Cuando uno se enfrenta a ellos, es posible que se convierta en un prodigio más.
Del mismo modo que si te asomas por el borde de un abismo y miras dentro fijamente; también el interior del abismo verá todo lo que hay dentro de ti.
Yo sí creo en los cuentos de hadas; me he adentrado en la senda del bosque tenebroso: he visto demonios, unicornios y dragones.
No hay manera de saber si hay alguien o algo observándote desde arriba, desde abajo, en otra realidad o incluso dentro de ti.
Hay entes desconocidos que pueden escuchar lo que hablas, rezas o piensas; también son capaces de ver y sentir lo que estás soñando.
Esos seres cósmicos pueden decidir manifestarse ante ti: en tus sueños, en tu mente, mediante una aparición súbita o vía abducción.
No se sabe si deciden ellos a raíz de su naturaleza divina o demoniaca, si la decisión es tuya porque son tus creaciones, o si todo es causa del azar: casualidad o causalidad.
Sea como fuere, la mitología y los bestiarios son infinitos; la mayor parte de las criaturas, tanto las fantásticas como las reales, no están catalogadas.
En la civilización y en la vida cotidiana no sueles pensar en la existencia de quimeras y endriagos; pero si osas penetrar profundamente en la naturaleza salvaje, o si tus sueños se proyectan más intensamente de lo que deseas…
No dudes ni por un segundo: estás absolutamente indefenso.
¿Cuáles son los monstruos que más te atemorizan? ¿Visualizados o inimaginables? Te leo en los comentarios.